lunes, 18 de abril de 2011

Títeres Gira-Sol tiene algo que decir

No fueron aisladas las revueltas de los barrios periféricos de Francia del año 2007, ni el saqueo de supermercados en Buenos Aires del 2002. No es casual la rebelión social del norte de África, ni el desafiante desacato de los “afavelados” brasileros. Incluso, no podemos caer en el error de concebir como extraño a este movimiento de orden mundial,  el clima de inseguridad y la violencia reinante en amplios sectores de nuestra propia sociedad uruguaya. Hoy los reclamos sociales no tienen fundamentos filosóficos, no recorren los caminos políticos, pues son la expresión del  cansancio de generaciones y generaciones. Las que durante décadas se han retroalimentado de hastío, de humillación y de abandono. Hoy, los desamparados de siempre se expresan mediante la violencia, actúan, reclaman, protestan, toman sin pedir permiso, saquean… cambian gobiernos.
Y para tomar conciencia, o por lo menos, ofrecer un motivo que oficie de idea disparadora y que nos permita reflexionar sobre ésta realidad, Gustavo “Tato” Martínez, apela a una metáfora. Nos propone conocer la vida de Martín Aquino, un “bandolero rural” de la campaña uruguaya de fines del siglo XIX.  La distancia histórica  y la particularidad del personaje, refuerzan la identificación de un conjunto de causas, que llevan a un hombre pobre, un niño que participó en una guerra fratricida, a rebelarse contra la miseria y la injusticia, desafiando el poder y usando la violencia como respuesta a la violencia de una sociedad que nunca se ocupó de él.





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